El noviazgo existe para ir conociendo intencionalmente a una persona con la que te gustaría estar posiblemente el resto de tu vida. Lo que sucede, es que muchas veces en ese camino te podrás dar cuenta de ciertas “cosas” que no están bien en la vida de esa persona y dependerá de tí si quieres seguir involucrándote tanto, que te vuelvas “el/la cambiador(a) de tu novia(o)”. Ésto sucede cuando no queremos aceptar la realidad de que hasta que esa persona cambie, no podemos seguir con ella.
Si crees que puedes cambiar a tu novio drogadicto, a tu novia infiel, a tu novio sin superación personal, a tu novia llena de problemas, a tu novio inseguro e inmaduro emocional… estás tomando una mala decisión. Al contrario deberías de motivarlo(a) a buscar ayuda y esperar para ver el cambio (si es que de verdad esa persona quiere cambiar).
Esto lo digo porque hay personas que simplemente no quieren cambiar y prefieren quedarse en su comodidad, porque lastimosamente no conocen otra cosa más que seguir viviendo así. No puedes dedicar tu vida a solucionarle la de él/ella. Podés apoyarlo(a), motivarlo(a), orar por esa persona, pero no olvidarte de ti mismo(a) por vivir para esa persona.
El asunto está, en que NADIE PUEDE CAMBIAR A OTRA PERSONA. La única forma en que una persona puede cambiar es POR SÍ MISMO(A) y POR MEDIO DE LA TRANSFORMACIÓN DE DIOS en su vida. A veces creemos que podemos ser “salvadores” de alguien, cuando existe un solo salvador, y ese fue Jesús. Así que no trates de quitarle a Jesús Su función y Su poder. Y aquí, quiero decirte lo siguiente: no estés con alguien “que tiene que cambiar”, solo para sentirte útil o porque quieres sentirte “necesitado” por alguien, si ese es tu caso pide ayuda, porque también estás haciendote daño. Tu valor va más allá de lo que puedes hacer por los demás.
Y créeme que si tomas la mejor decisión, Dios pondrá una persona sana (no perfecta) con la que puedes tener una relación que será edificante y de gran bendición en tu vida. Espera el tiempo correcto y confía que tu vida está en las manos de Dios, eso es clave!
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